
Marchar con la bandera de la existencia,
No desistir ante la inminente locura y comerse el silencio.
Abrazar la soledad y caminar con el animal
que afuera convive con el mundo.
Buscar la distancia, adentro y afuera.
Mantenerse en constante reconciliación con todo.
No olvidar que siempre la soledad va con los pasos.
Recurrir a la fuga con la escritura y el arte.
No dejar el abrazo y no soltar al animal hasta que sea necesario.
Vivir en paz con todo.
Meditar constantemente en esa soledad.
Que la compañía nunca sea intrusa, que sea aliada.
Descanso en las noches y movimiento en el día.
Mantener el ritmo hasta el final del día.
¡Movimiento mucho movimiento!
Cumplir la promesa:
“Un pie en las nubes y otro en la tierra”
Y marchar al destino que se escribe con la acción de vivir.