jueves, 10 de septiembre de 2009


Observar el abismo,

arrojarse al acantilado,

sumergirse al pozo,

hundirse en el mar,

perderse en el desierto,

encontrar el vacío,

caer en la nada y…

descansar con los Dioses.

miércoles, 5 de agosto de 2009

¿Quién ordena?


¿Quien ordena, quien escribe la dictadura de las cosas, por que gira la tierra y que hay de esos otros planetas, quien ordena que eso sea universo? Yo muevo este esqueleto, parpadeo, camino, me baño, me peino, me alimento, defeco, pero ¿quien ordena, el desorden que nos ordena? ¿Qué fuerza rodea el paisaje y lo hace bello? ¿¡Como diablos! asimilar, que todo cuanto acontece debía ser y fue? que destello de dudas pueblan hoy la cadena neuronal, esa es una perfecta cadena de comandos inteligentes, que albergados constituyen conocimiento.
¿¡Como rayos devoramos esa fuente de conocimiento y afirmamos algunas verdades!?
¿¡Cómo vientos, afirmamos que la muerte es muerte y que vida es vida!?
Allá en algún lugar, en una dimensión cósmica, hay algo que ordena, el caos y la armonía, es el escribano de los acontecimientos. Pero continuamos, por algún impulso misterioso a dudar de la verdad, no aceptamos una respuesta y la transformamos en nueva duda.
¿¡Como estrellas, descifrar que la eternidad existe y estamos en ella!?
Dejemos de ser esclavos de las órdenes, vámonos a la quietud, elevemos el “sin-movimiento”, semejante a un astro o una divinidad. Prendamos fuego para el ritual de resistencia, afuera todo nacerá, morirá, mientras la quietud de cuerpo y espíritu, están en la paz y libertad de no hacer nada, que ordene, el impulso extraño y misterioso. Seamos consientes de que hay fracaso, cederemos a las órdenes naturales y divinas, viviremos porque así debía ser. Triunfa el orden por esa necesidad del movimiento. ¿Quién ordeno que así fuese, quien es el opresor, que dice, que dicta que puedo hacerlo todo, como es que ordena que yo sea libre?
Mientas nos hallamos aquí detenidos, matándonos unos a otros, creyendo que no hay otra cosa para hacer, nos entretenemos con esa idea de libertad, con eso se distrae el mundo, por el miedo a preguntarse la existencia.
¿! Como arboles olvidamos a la humanidad y nos preocupamos por el material de conformidad!?
Nos llenamos de aparatos que roban la atención que reclama la duda. Así debía ser, transformamos la necesidad en ineptitud. Somos bobos, que no atienden al llamado del infinito. Algunos son buenos complicados, porque observan a los astros y a todas las cosas con la duda en el bolsillo, ese es su dinero inagotable, para abrir las puertas, que conducen a las ordenes divinas, que nadie entiende quien las ordena.
¡Ho esfera natural! Acógenos en la plenitud, en el cuarto de detención, donde no hay rincones, ni paredes, donde el blanco y el negro son uno y donde todos somos todo.
¿! Como flores olvidar que tenemos cuerpo y que es divino portarlo, pero que el también ordena, y que nosotros somos la guía, la voz interna que controla todo lo de allá afuera!?
Que inconforme resulta el sufrimiento de estar vivos, el saberse actor y participe de los acontecimientos. Así debía ser y fue. Ni la locura te salvara de ser parte de todo esto que presenciamos.

Como un soplo, como un aire invisible, se ordena también que cierre esta página, que la lluvia ha cesado, que la duda lo espera afuera de las amadas paginas.
Esto es un anhelo, que la pregunta sea respuesta, y que la respuesta sea verdad, para que la verdad se convierta en nueva duda.

miércoles, 3 de junio de 2009

Cuando Habla Mí otro yo

Tengo un hombro dislocado, tengo la frente llena de sudor, tengo un bulto de piedras en mi estomago y un dolor que no me deja tranquilo en mí cabeza. Todo anda permeado de una terrible desazón, llevo años tratando de deshacerme de esta incertidumbre, pero hay algo que me persigue, un algo que no me deja tranquilo, un no se que. Entonces pierdo la cordura y comienzo a surcar los cielos, a perderme en mundos que nadie desea visitar, mundos que nadie podrá conocer, solo yo y nadie mas que yo habita allí.

Las montañas en estos bellos días de ocio sean convertido en mi refugio, salgo a caminar a encontrar solos a los arboles y a las flores, a mi derredor solo veo un verde feliz de tanto sol y doy un giro con la mirada y nadie visita estos bellos paisajes, los paisajes viven solos sin perturbaciones y me regalan esa paz de convivir en soledad. Estoy en paz. Bajar al pueblo o a la ciudad siempre es un tormento, no puedo lidiar con tanto ruido, a veces creo que quedarme sordo puede ser una bendición, pero otras veces creo que puede ser perturbador no escuchar la música que regalan algunos poetas del lenguaje musical. Llegar a la ciudad verme golpeado por la realidad, bajarme de la nube y comenzar con esos nuevos dolores, ¿que puedo hacer?, hay que lidiar con esto de estar vivo, reconocer que las sensaciones de paz y tranquilidad son cuestiones efímeras, o un tanto fantasiosas, hay que lidiar amigo Cristian, con la alegría y la tristeza de estar vivos, hay que aceptar la ambivalencia que regalan los astros, esos que se esconden en la lejanía.

Así transcurren muchos de los días, es un batallar constante, es un esfuerzo, es un soñar, es un perderse por los laberintos, es sumergirse en las profundidades de las preguntas sin respuestas, es caminar sin pensar donde cae el siguiente paso, es vivir, “Aquí y ahora”.


martes, 3 de marzo de 2009

La Cosa



¿Que temor es este?
¿Por que la insatisfacción?
¿Por que me desgarro hacia adentro?.

No entiendo nada de lo que me propongo resolver,
encuentro un desasosiego,
una desesperación, una palpitación que dice,
que formula mi modo de partir.
¿Cuanto puede resistir alguien
mientras vive?,
por que no dar el fin,
sin estar a la espera del caótico encuentro.

Es mejor irse y dejar de estallar tantas veces,
es mejor aventarse a la lluvia y nunca mover un músculo.

¿Como llegar a la serenidad?
¿Como ser propietario del yo,
sin sentirlo lejano?.

¿Como explicar y ser explicado?
Quisiera la suavidad del mar,
de la parca,
Quisiera alcanzar la plenitud,
tener la llave,
abrir el cofre, y ver el destello de ser pleno,
de ser paz,
de ser amor.

Quiero el premio de la despedida,
de la cama ataúd,
quiero la salida,
el derramamiento de vida,
pero sin odio hacia ella o hacia algo.
Partir sin más.

No lloréis,
no derraméis la energía por esto que ya desaparece,
que ya es falto de vitalidad.

¡Ha! La brutalidad de ser el propio yugo,
es atemorizante,
hay temblor en el espíritu,
el alma araña las fronteras que lo contienen.

No deseo la decisión,
que podría tomarse ahora o después,
tengo la incertidumbre del quizás.
!Incertidumbre¡.

lunes, 5 de enero de 2009

Confesión



Que pasa en estos días, todo parece contagiarse de un Apocalipsis, de un fin seguro y certero. Las imágenes de muertos y de guerra se hacen tan cercanas. Hay un aire diferente por encima de todo, la parca nos viene rondando, acechando. Y este espíritu que contengo se hunde en la depresión, en la fragilidad de cristal. Las cosas que antes ignoraba, hoy me afectan tanto. Como desprenderme de esta suerte, de esta azarosa incertidumbre que hay acoge mi espíritu. Quisiera regresar al tiempo en que reía, en que la felicidad se fundaba en ignorar la tragedia y el dolor. Dar marcha atrás es tan imposible, como imposible es detener el tiempo y dejar de envejecer.
¿Donde esta mi llanto?, ¿porque hoy no lo escucho lamentarse?, de seguro se esconde en mi habitación, pues tiene miedo salir a la calle, a la jungla, donde reina la ley del fuerte, y mi llanto es débil para esas batallas.
Que bueno tener los sonidos musicales, para distraer mi espíritu y montarlo en un cuento de bella tranquilidad y necesario dolor. Esto son solo ideas para el escape, son la ilusión, la esperanza de la huida, es decir esas cosas innecesarias, bagatelas, que emboban.
Confieso que estoy enfermo, que el mundo me enferma, pero de igual manera me sana, confieso que soy tan pequeño como el átomo y tan grande como el universo, aseguro que todos somos uno y nos matamos de a uno.
preparemonos para sufrir, me digo, y le digo al mundo, lastima que seamos sordos.

Muerto


Susurro.

Susurro.

Un hombre agitado.

Un puñal en la mano.

Un destello en el filo de la navaja.

Las pisadas.

Un paso.

Un paso.

Un tipo de sombrero sentado en la banca de un parque.

Continúan los pasos.

El tipo lee el periódico.

El hombre se acerca.

Fuerte destino el que obliga el próximo suceso.

El puñal entra.

Una.

Dos.

Tres.

La sangre cae.

El hombre corre.

El tipo parece dormido.

Los transeúntes no advierten la presencia de la muerte.

Un cuerpo sin vida.

Flor marchita.

Cuerpo solitario en viaje a lo eterno.

Nadie descubre el cuerpo.

Para todos es un mendigo dormido en la calle.

Dormido.

Solitaria es la muerte.

Solitario el mundo.

Solitaria la despedida.

Triste fueron los amaneceres para este cuerpo sin vida.

Triste el amanecer.

A nadie importa tanta muerte.

A nadie.

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