miércoles, 5 de agosto de 2009

¿Quién ordena?


¿Quien ordena, quien escribe la dictadura de las cosas, por que gira la tierra y que hay de esos otros planetas, quien ordena que eso sea universo? Yo muevo este esqueleto, parpadeo, camino, me baño, me peino, me alimento, defeco, pero ¿quien ordena, el desorden que nos ordena? ¿Qué fuerza rodea el paisaje y lo hace bello? ¿¡Como diablos! asimilar, que todo cuanto acontece debía ser y fue? que destello de dudas pueblan hoy la cadena neuronal, esa es una perfecta cadena de comandos inteligentes, que albergados constituyen conocimiento.
¿¡Como rayos devoramos esa fuente de conocimiento y afirmamos algunas verdades!?
¿¡Cómo vientos, afirmamos que la muerte es muerte y que vida es vida!?
Allá en algún lugar, en una dimensión cósmica, hay algo que ordena, el caos y la armonía, es el escribano de los acontecimientos. Pero continuamos, por algún impulso misterioso a dudar de la verdad, no aceptamos una respuesta y la transformamos en nueva duda.
¿¡Como estrellas, descifrar que la eternidad existe y estamos en ella!?
Dejemos de ser esclavos de las órdenes, vámonos a la quietud, elevemos el “sin-movimiento”, semejante a un astro o una divinidad. Prendamos fuego para el ritual de resistencia, afuera todo nacerá, morirá, mientras la quietud de cuerpo y espíritu, están en la paz y libertad de no hacer nada, que ordene, el impulso extraño y misterioso. Seamos consientes de que hay fracaso, cederemos a las órdenes naturales y divinas, viviremos porque así debía ser. Triunfa el orden por esa necesidad del movimiento. ¿Quién ordeno que así fuese, quien es el opresor, que dice, que dicta que puedo hacerlo todo, como es que ordena que yo sea libre?
Mientas nos hallamos aquí detenidos, matándonos unos a otros, creyendo que no hay otra cosa para hacer, nos entretenemos con esa idea de libertad, con eso se distrae el mundo, por el miedo a preguntarse la existencia.
¿! Como arboles olvidamos a la humanidad y nos preocupamos por el material de conformidad!?
Nos llenamos de aparatos que roban la atención que reclama la duda. Así debía ser, transformamos la necesidad en ineptitud. Somos bobos, que no atienden al llamado del infinito. Algunos son buenos complicados, porque observan a los astros y a todas las cosas con la duda en el bolsillo, ese es su dinero inagotable, para abrir las puertas, que conducen a las ordenes divinas, que nadie entiende quien las ordena.
¡Ho esfera natural! Acógenos en la plenitud, en el cuarto de detención, donde no hay rincones, ni paredes, donde el blanco y el negro son uno y donde todos somos todo.
¿! Como flores olvidar que tenemos cuerpo y que es divino portarlo, pero que el también ordena, y que nosotros somos la guía, la voz interna que controla todo lo de allá afuera!?
Que inconforme resulta el sufrimiento de estar vivos, el saberse actor y participe de los acontecimientos. Así debía ser y fue. Ni la locura te salvara de ser parte de todo esto que presenciamos.

Como un soplo, como un aire invisible, se ordena también que cierre esta página, que la lluvia ha cesado, que la duda lo espera afuera de las amadas paginas.
Esto es un anhelo, que la pregunta sea respuesta, y que la respuesta sea verdad, para que la verdad se convierta en nueva duda.